barrio colombia / distrito de artistas
Lina Velásquez
Licenciada en arte plásticas de la Universidad de Antioquia
Pienso en la muerte -tantas muertes- y en la mía propia, premisa que provoca reflexiones diversas y desde la cual puedo esbozar un cuadro de coordenadas para guiar la intuición. Partiendo de un discurso a contracorriente, elijo hacerle frente a las perspectivas que rechazan, temen, romantizan o banalizan a la muerte, pues sentir desesperación o euforia no deja de ser una forma de evasión, la cual incrementa la brecha a nivel individual, colectivo y ecosistémico al impedir el desarrollo de diálogos reparadores que promuevan la relación consciente entre vida-muerte como un todo. Me sitúo, entonces, en un lugar en donde mi quehacer artístico y pedagógico facilita escenarios para enfrentarse con la propia impermanencia y de paso crea experiencias para la subjetivación de la muerte, la pérdida, la ausencia y el duelo.
En este sentido, recurro al estudio de lo aparentemente simple y cotidiano, como las pequeñas muertes, los relatos familiares, los recuerdos, las historias, las fotografías y los eventos que nos confrontan con la vulnerabilidad y lo humano: como los velorios o los cumpleaños. Voy, además, saltando de archivo en archivo, unas veces familiar e íntimo, otras veces compartido y de vez en cuando, con algo de suerte, encontrado.
Así, elaboro una encrucijada entre la imagen y la poesía, el relato y el objeto, el yo y el otro, desde la reinterpretación e intervención de esos archivos que recolecto; pasando del dibujo a los medios mixtos y de la instalación sonora al objeto. Es por esto que, en mi trabajo la imagen ha sido nómada del medio y vigía de la huella que habita en las historias que buscan compensar afectivamente la ausencia, en las palabras que son dedicatoria a la vida vivida y en los imaginarios que nos revelan nuestros propios abismos, tan íntimos y a la vez universales que tratamos de silenciar desesperadamente.
Licenciada en arte plásticas de la Universidad de Antioquia
Pienso en la muerte -tantas muertes- y en la mía propia, premisa que provoca reflexiones diversas y desde la cual puedo esbozar un cuadro de coordenadas para guiar la intuición. Partiendo de un discurso a contracorriente, elijo hacerle frente a las perspectivas que rechazan, temen, romantizan o banalizan a la muerte, pues sentir desesperación o euforia no deja de ser una forma de evasión, la cual incrementa la brecha a nivel individual, colectivo y ecosistémico al impedir el desarrollo de diálogos reparadores que promuevan la relación consciente entre vida-muerte como un todo. Me sitúo, entonces, en un lugar en donde mi quehacer artístico y pedagógico facilita escenarios para enfrentarse con la propia impermanencia y de paso crea experiencias para la subjetivación de la muerte, la pérdida, la ausencia y el duelo.
En este sentido, recurro al estudio de lo aparentemente simple y cotidiano, como las pequeñas muertes, los relatos familiares, los recuerdos, las historias, las fotografías y los eventos que nos confrontan con la vulnerabilidad y lo humano: como los velorios o los cumpleaños. Voy, además, saltando de archivo en archivo, unas veces familiar e íntimo, otras veces compartido y de vez en cuando, con algo de suerte, encontrado.
Así, elaboro una encrucijada entre la imagen y la poesía, el relato y el objeto, el yo y el otro, desde la reinterpretación e intervención de esos archivos que recolecto; pasando del dibujo a los medios mixtos y de la instalación sonora al objeto. Es por esto que, en mi trabajo la imagen ha sido nómada del medio y vigía de la huella que habita en las historias que buscan compensar afectivamente la ausencia, en las palabras que son dedicatoria a la vida vivida y en los imaginarios que nos revelan nuestros propios abismos, tan íntimos y a la vez universales que tratamos de silenciar desesperadamente.
taller
Barrio Colombia – Medellín